"Human-tech: la hibridación necesaria para afrontar la pandemia". Por Ricardo Palomo, vicepresidente de FIFED

 

Sumamos conocimientos e innovación para impulsar el desarrollo económico

 
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La pandemia provocada por el COVID-19 es un hecho global que supera cualquier experimento sociológico. Es un acontecimiento sin precedentes, brusco y agudo como ninguno, con un impacto contundente y múltiple desde el punto de vista sanitario, económico, político y, en definitiva, social -en el más amplio sentido de la palabra-.

 

Como humanos nos empequeñecemos ante la sensación de indefensión e incertidumbre que produce. Nos recluimos en un “arresto domiciliario” impuesto y aceptado por el estado de alerta. Una alerta que nos cuesta aceptar en sus efectos y consecuencias, pues, sobre todo, limita la libertad de movimiento y nos confina en los hogares, contemplando la posibilidad de un período legal prorrogable indefinido que nos traslada al rol del recluso pendiente de sentencia. 

Un confinamiento producto del asedio impuesto por una forma de vida invisible. Pero estamos en el año 2020 y el mundo digital mantiene la vida económica y social y aporta un valor incuantificable a la calidad del confinamiento de la ciudadanía.

Es la puesta de largo del teletrabajo, de la educación y las gestiones administrativas a distancia, del entretenimiento on line y de las redes sociales.

Tecnologías más clásicas se unen y se combinan con las tecnologías más disruptivas afanándose en dar solución a la emergencia sanitaria, la logística alimentaria y la atención social en todas sus facetas. Inteligencia Artificial y Big Data al servicio de la investigación médica; redes de comunicaciones y potencia de computación resilientes ante el riesgo de saturación y, sobre todo, el inagotable y agudo ingenio de la humanidad para aportar soluciones de forma acelerada.

 

Pero tecnología, logística o disposiciones de emergencia de los gobiernos no son nada sin la red más resiliente de todas: la determinación de supervivencia del ser humano; inteligencia, empatía, adaptación al nuevo entorno y, por supuesto, también, el humor.

Y ante acontecimientos extraordinarios, personas extraordinarias: aplausos desde el balcón para animar y reconocer la también extraordinaria labor de los sanitarios; espontáneas muestras de generosidad humorística u ocurrente de anónimos ciudadanos que ofrecen música desde su ventana, que improvisan un bingo vecinal o que animan a una sesión de deporte doméstico en terrazas y balcones. Una muestra insuperable de una sociedad viva, humana y determinada a afrontar nuevos problemas con nuevas soluciones. 

Por tanto, nos encontramos en un escenario que los economistas calificamos como “un cisne negro”, en el que tenemos que ser seres humanos optimistas y resilientes ante los retos; y conformistas al compartir restricciones comunes y tolerables ante desafíos extraordinarios, dotados de poderes sobrehumanos de base tecnológica.

Ricardo Palomo es vicepresidente primero de FIFED.